sábado, 30 de octubre de 2010

MARCELINO Y MIGUEL

Dos especies de manos se enfrentan en la vida,
brotan del corazón, irrumpen por los brazos,
saltan, y desembocan sobre la luz herida
a golpes, a zarpazos.


La mano es la herramienta del alma, su mensaje,
y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.
Alzad, moved las manos en un gran oleaje,
hombres de mi simiente.
Ante la aurora veo surgir las manos puras
de los trabajadores terrestres y marinos,
como una primavera de alegres dentaduras,
de dedos matutinos.
Endurecidamente pobladas de sudores,
retumbantes las venas desde las uñas rotas,
constelan los espacios de andamios y clamores,
relámpagos y gotas.
Conducen herrerías, azadas y telares,
muerden metales, montes, raptan hachas, encinas,
y construyen, si quieren, hasta en los mismos mares
fábricas, pueblos, minas.
Estas sonoras manos oscuras y lucientes
las reviste una piel de invencible corteza,
y son inagotables y generosas fuentes
de vida y de riqueza.
Como si con los astros el polvo peleara,
como si los planetas lucharan con gusanos,
la especie de las manos trabajadora y clara
lucha con otras manos.
Feroces y reunidas en un bando sangriento
avanzan al hundirse los cielos vespertinos
unas manos de hueso lívido y avariento,
paisaje de asesinos.
No han sonado: no cantan. Sus dedos vagan roncos,
mudamente aletean, se ciernen, se propagan.
Ni tejieron la pana, ni mecieron los troncos,
y blandas de ocio vagan.
Empuñan crucifijos y acaparan tesoros
que a nadie corresponden sino a quien los labora,
y sus mudos crepúsculos absorben los sonoros
caudales de la aurora.
Orgullo de puñales, arma de bombardeos
con un cáliz, un crimen y un muerto en cada uña:
ejecutoras pálidas de los negros deseos
que la avaricia empuña.
¿Quién lavará estas manos fangosas que se extienden
al agua y la deshonran, enrojecen y estragan?
Nadie lavará manos que en el puñal se encienden
y en el amor se apagan.
Las laboriosas manos de los trabajadores
caerán sobre vosotras con dientes y cuchillas.
Y las verán cortadas tantos explotadores
en sus mismas rodillas.

15 de febrero de 1937

Miguel Hernández

4 comentarios:

  1. Marcelino es un testigo que se pierde y ayer era inevitable la nostalgia. Marcelino conocía el valor de la libertad; de ahí su ser, básicamente generoso. Por eso (porque no hace falta ser muchas más cosas en esta vida) era grande y ahora es despedido como grande. Fue grande para ingresar en prisión la primera vez y salir tres lustros después sin una palabra pública de rencor hacia quienes lo encarcelaron. Quince años de entradas, de salidas, de registros… se dice pronto. Cuentan que nunca nadie se atrevió a “pasarse” con él en los interrogatorios.

    Se nos está muriendo la memoria, porque vamos perdiendo los testigos. Y con ellos la pérdida de muchos valores, que no podrán sustituirse por nada ni nadie equivalente.

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  2. Bienvenido mi querido Chumperchuter...es un auténtico placer tenerle por aquí.

    Ha sido un acto muy emotivo. Es impresionante ver HOMBRES tan grandotes, con lágrimas en los ojos..o llorando como niños...

    Y...¡adelante, siempre adelante¡...y siempre por la izquierda¡¡¡

    Besos

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  3. ¡Qué preciosidad de homenaje para dos de los más grandes!


    Un fuerte abrazo.

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  4. Me alegro muchísmo que te guste Noray...Un bran beso

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